Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.-
Los curtidores de pieles de la nación zapoteca de Juchitán, Oaxaca, continúan con la tradición ancestral de manera artesanal, y Roberto Díaz lo aprendió desde hace dos décadas, y de estos artesanos de la piel quedan pocos en la ciudad.
“Aproximadamente hace 20 años que yo empecé este trabajo, aprendí del que fue mi papá para mi el señor Albino Martínez López, él me enseñó este oficio de curtidor, en el transcurso del tiempo fui aprendiendo, y ahorita pues ya”, dijo.
Una de las características de estos talleres es el fuerte olor que expide, y que se percibe a varios metros de distancia, pero los curtidores al convivir de manera cotidiana con estos olores, aseguran que ya no lo perciben, y esto se debe a la adaptación que han tenido por la necesidad de trabajar en estos procesos artesanales.
“Más que nada se debe al proceso, por ejemplo, el maíz que se procesa crudo, pues prácticamente se fermenta se fermenta dos días y eso hace que el olor se levante, pero lo demás es puro natural”, indicó.
La piel cruda se obtiene con los productores de carne de ganado, y desde el primer momento que se recibe la materia prima en el taller, se lava, se reposa en agua con cal durante más de 20 días, para posteriormente retirarle el exceso de grasa y pelaje, enseguida se deja remojando en el interior de unas ollas con maíz, para finalmente ingresarlo en las pilas de agua con huamúchil triturado, donde se le colocan piedras para evitar que flote. Tas lograr que la piel se curta, se deja secar en tendederos, para que pueda ser utilizado.
En este taller se trabaja con la piel de ganado vacuno, de borrego, víboras, conejos, incluso de mapaches, que son utilizadas para la confección de calzados, cinturones y otros productos elaborados de manera artesanal en esta ciudad.